miércoles, 18 de abril de 2012

Babycall (The Monitor)


Valoración: 8/10


El director Pål Sletaune, quien ganara la fama con su película “El Cartero Entra Sin Llamar” y se consolidara con la incómoda, retorcida y sorprendente “Next Door” vuelve, en su tercer largometraje, donde es guionista además de director, a aventurarse por el lado oscuro de la vida, de la mente…

“Babycall” se centra en la historia de una mujer y su hijo. La relación de la protagonista con el padre del niño es de puro pánico por los crueles acontecimientos que tienen a su espalda, con su hijo es extremadamente protectora por la misma razón. Dada la situación se trasladan a vivir a un nuevo lugar, donde no puedan encontrarlos, sólo conocido por los servicios sociales que velan por el bienestar del niño y controlan la situación. En su obsesión, esta “madre coraje” comprará un monitor de bebé para poder escuchar a su hijo, pero no será a él a quien escuchará, otro niño hará llegar su voz, llanto y desgarro hasta ella… y el misterio, con ello, no hace más que comenzar.

Varios son los elementos que hacen de esta película, en apariencia, pequeña, algo verdaderamente especial.
Entre ellos cabe destacar la interpretación del elenco protagonista, verdaderamente brillante. Noomi Rapace borda un papel (que le hizo merecedora del premio a la mejor actriz en el Festival de Roma) pleno de fuerza y que desde los primeros planos consigue meterse bajo la piel del espectador. Si su interpretación de Lisbeth Salander en la saga sueca “Los Hombres que no amaban a las mujeres” la encumbró a nivel internacional, este papel rubrica su camaleónica capacidad para dar fuerza y credibilidad a personajes con una intensidad emocional y un abanico de matices brutal (y para aquellos seguidores de la actriz, recordará más a su trabajo en “Daisy Diamond”, de Simon Staho, que a su papel de Lisbeth). Junto a ella, y destacando sobre la galería de secundarios encontramos a Kristoffer Joner (al que conocemos por su trabajo en “Bosque Tenebroso”, “Hidden” y en “Next Door”, del mismo director, esta última, que la que nos ocupa), que, de nuevo, elabora un personaje misterioso, enfermizo, que enriquece la atmósfera malsana que envuelve a toda la producción. 
Enlazado al gran trabajo de los actores (y de un director que demuestra una vez tras otra saber sacar lo mejor de ellos) y espina dorsal de la película está el arriesgado guión realizado por el propio Sletaune. De nuevo, un puzle, una colección de hechos, lugares, encuentros y desencuentros, realidades e ilusiones, que pierde y encuentra al espectador, que aclara y confunde, que pone imágenes a ideas de una forma continuamente simbólica… Un guión en absoluto fácil que hace de “Babycall” un film complejo, que obliga al espectador a mirar más allá de lo obvio, más allá de lo confuso, que le fuerza a realizar un esfuerzo mental para ordenar las piezas, discernir las situaciones simbólicas y su significado de aquellas que son pura y objetiva realidad y crear su propia y personal interpretación de una historia que, una vez más, este personalísimo director nos cuenta de una manera tan particular.
Con todo lo mencionado es esta película un cocktail explosivo de buen cine de autor, nada fácil, pero altamente interesante. Nos sumerge, flirteando con el drama, el thriller e incluso el terror en las garras del horror de los abusos, y, sobre todas las cosas, representa, al menos a mi entender, un muy calculado estudio sobre el miedo y sus efectos en la vida, en la mente…

Recomendable para todos aquellos que gusten de un cine poco gratuito, que requiera la máxima atención y mente abierta del espectador, para aquellos que busquen miradas cinematográficas personales (con lo que no la aconsejaría a los detractores de “Next Door”)… para mi gusto, un notable regreso de un director que para el que aquí escribe, ya es de culto.

-Enoch-

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