jueves, 24 de marzo de 2011

RavenHeart en Venecia

Venecia, la decadente y hermosa Venecia... Hace un tiempo varios miembros de la Web 
nos desplazamos a este mágico lugar, nos empapamos de su esencia, nos perdimos por sus infinitos canales...
  
Venecia, la ciudad semi sumergida, uno de los lugares más mágicos y románticos de la Tierra, a la vez que más oscuros, decadentes... un paraíso para las almas errantes.

Varios miembros de esta Web disfrutamos de unos días de evasión en un palazzo del siglo XV en el Gran Canal dejando que la magia de la urbe se mezclara con nuestros espíritus para no abandonarlos jamás.

Hermosa y bulliciosa de día, plena de turistas, puestos de máscaras y disfraces por doquier. Rostros de escayola observándonos tras cada escaparate con sus muecas divertidas, trágicas o siniestras. Música tras cada esquina, espectáculos y arte por doquier...

Imprescindible por la noche, cuando el turismo se silencia, cuando son pocos los seres que se aventuran por sus callejuelas... sólo el ulular de las aguas llega al oído del caminante nocturno, sólo la tenue neblina a ras de suelo es su acompañante... una sensación hipnótica e irrepetible que bien hace sentir al visitante fuera del tiempo, fuera de la vida. Y tras las esquinas, notas de ópera y antiguas cantinelas que terminan de hacer germinar el hechizo.

Ciudad hermosa, inspiradora de grandes artistas, como Victoria Francés cuya visión melancólica y opulenta de la ciudad compartimos. Ciudad maldita, agonizante, poseída por una enfermedad incurable que lentamente va mermando su existencia, quizá en ello resida su belleza, quizá por ello sea tan bienamada por los amantes de lo oscuro, del ayer, aquellos que adoran esconderse bajo una capa negra, tras un deforme antifaz y reptar por sus aguas turbias a bordo de una góndola azabache reconociéndose poetas en un lugar donde la poesía lo es todo, donde el arte, la oscuridad y la muerte tejen la belleza.

Os dejamos con una reflexión escrita a media noche, bajo el resplandor de la luna llena reflejada en el Gran Canal, desde el alféizar de la ventana del palazzo... así como el video filmado en nuestra visita y montado por Stuart, esperamos que sea de vuestro agrado y que nos dejéis vuestros comentarios.

"Serenísima dama, oscura, misteriosa... Mascarada que oculta tras galas de la más opulenta belleza el secreto de lo inexplorado, el secreto más allá del silencio. Dama Venecia, ninfa de las aguas, señora del silencio, reina del disfraz...
¿Podrá engañar tu máscara de eterno carnaval al seguro destino que mella una a una tus facciones con la más clara de las decadencias, con la más callada y lenta de las muertes condenándote a ser una nueva Atlántida?
Sonríe, dama serenísima, sonríe desafiante a un mundo que no puede sino rendirse a la belleza de la decadencia, tu decadencia, tu poder, tu hechizo. Hermosa dama Venecia, edén de la raza nocturna, paraíso de amantes de lo oscuro, del ayer...Sonríe, Venecia, pues en tu muerte, bella Ofelia, está tu poder"

- A ti, Venecia, que en tu negrura
recuerdas a un necio que los sueños aún pueden cumplirse.
A ti, Venecia, que en tu silencio
recuerdas a un loco que aún queda un lugar para la paz –
- Enoch-


Avalon, la isla afortunada

Su nombre deriva de una voz arcaica inglesa "aval" que significa manzana, motivo por el que se la asocia con los celtas dado que esa era la fruta de la inmortalidad en la mitología céltica.

Es considerada una de las islas paradisíacas como la Atlántida, el jardín de las Hespérides (las manzanas de oro),las Islas Afortunadas de los griegos o la isla de San Brandan cubierta de manzanos.

Los celtas pensaban que los muertos vivían en islas remotas y por eso los enterraban en ellas. Avalon era un paraíso de eterna primavera, donde nadie envejecía, la paz era perpetua y la tierra aportaba frutos en abundancia. Durante la Edad Media un escritor logró unir la historia del rey Arturo con ella. Supuestamente la isla estaba habitada por nueve hechiceras siendo gobernada por el hada Morgana quien se comprometió a curar las heridas que le causaran la muerte a Arturo si él permanecía en la isla.

Los monjes de la abadía de Glastonbury anunciaron que en la parte mas vieja de su iglesia , entre los restos del camposanto, junto a una cruz de plomo que indicaba en latín "Aquí yace sepulto el ínclito rey Arturo en la isla de Avalon" habían encontrado la tan buscada tumba de Arturo.. Pero como la iglesia vieja sufrió un incendio se perdieron con él los tesoros, las reliquias y todos los restos de los reyes y santos que allí estaban enterrados...

Para atraer a los peregrinos y, dado que la abadía estaba en la cima de la colina de Glastombury, esta está rodeada de tierras pantanosas dando la impresión de ser una isla y contaba con un camposanto (de origen pagano seguramente) se extendió la leyenda de ser una isla de los muertos....La isla sagrada de Avalon.

Tratar de ubicar la isla en un sitio concreto es anular el mito, quitarle el misterio y el hechizo, borrarle la magia.....pero ¿y si verdaderamente era una de las islas míticas de las manzanas de los celtas?...........

RUNA

Locos de la Historia (Alejandra Vallejo-Nágera)

Valoración: 10/10
    
Hace poco me leí un libro de Alejandra Vallejo-Nágera que me encantaría compartir con ustedes: "Locos de la Historia", donde la autora psicoanaliza y disecciona la condición humana de las seis personalidades históricas que aparecen en su obra.

Algunas de ellas son: Rasputín, Mesalina, Luisa Isabel de Orleans, Elizabeth Báthory (la condesa sangrienta), etc.

En ocasiones el relato invita al escalofrío, en otras despierta hilaridad o compasión; en todas deja patente el inmenso sufrimiento que genera la locura.

La elección de los locos regios que comparten estas páginas responde a un criterio personal de la autora: «Por diversas razones despertaron en mí curiosidad, admiración, horror o ternura. He disfrutado mucho entrometiéndome en sus secretos y vivencias, en su modo de sentir y de pensar».

    Le doy un 10 a esta obra y espero que a los interesados en la Historia de estos locos regios, también os guste...
Nimue

Gilles de Rais (Parte 3)

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Una vez se aprovechó de unos niños que eran mendigos y que fueron a pedir limosna inocentemente a su castillo. Gilles los violó y desmembró. A algunos, los violó ya muertos y con las entrañas al aire. Una vez muertos los abrazaba fuertemente y deliraba; en otras ocasiones se reía ante los últimos extertores del niño y muchas veces cortaba la vena yugular haciendo brotar la sangre, causándole gran placer.

En algunas ocasiones, cuando asesinaba a una de sus víctimas, se arrepentía y juraba partir hacia Tierra Santa para redimir sus pecados, pero al poco tiempo volvía a cometer las mismas atrocidades.
Durante los ocho años de terror, Gilles parecía no vivir en un mundo real, rodeado de gran fastuosidad y como si no se diera cuenta de las brutales acciones que llevaba a cabo.
Según contó en el juicio que se le hizo, junto con su grotesca corte, cortaban las cabezas de varios niños recién muertos y hacían competiciones para elegir los rostros más bellos. Las cabezas eran ensartadas en picas y las iban calificando.
Se llegó a contar que estas calificaciones las firmaba el mismo diablo, que un brujo llamado Rivière podía invocar al diablo, o a uno llamado Barrón, al cual le ofrecían sacrificios como los órganos, ojos, corazones, etc., de las víctimas; todo esto bajo orgías sexuales y etílicas.

En una ocasión, se acercó a un niño que había elegido previamente y lo llevó al gran lecho que ocupaba el fondo de la sala de "torturas". Después de algunas caricias, tomó una daga que colgaba de su cintura, y riendo a carcajadas cortó la vena del cuello del desdichado. Frente a la sangre que brotaba y al cuerpo que se convulsionaba, el barón se puso como loco. Arrancó las vestimentas al moribundo, tomó su propio miembro y lo frotó en el vientre del niño, que dos de sus cómplices sostenían porque éste estaba sin conocimiento. Cuando por fin salió el esperma, tuvo un nuevo acceso de rabia, tomó una espada y de un golpe cortó la cabeza de la víctima. Gilles, en pleno éxtasis se tumbó sobre el cuerpo decapitado, introdujo su sexo entre las piernas rígidas del cadáver, gritando y llorando hasta un nuevo orgasmo, se derrumbó sobre el cuerpo cubriéndolo de besos y lamiendo la sangre. Luego ordenó que quemasen el cuerpo y que conservasen la cabeza hasta el día siguiente. En ese mismo suelo, desnudo y manchado de sangre se habría quedado dormido. Uno de los mayores placeres de Gilles era tener las cabezas decapitadas clavadas ante su vista. Luego llamaba a un artista de su séquito, el cual ondulaba exquisitamente el cabello del niño, le enrojecía los labios y las mejillas hasta darle un aspecto de belleza impresionante.

Cuando tenía bastantes cabezas cortadas, celebraba una especie de concurso de belleza, en el cual sus amigos e invitados votaban sobre cual era la más bella. La cabeza "ganadora" era dedicada a un uso necrofílico.

En continuadas ocasiones el hermano de Gilles, René, intentó salvar el patrimonio familiar que Gilles estaba vendiendo, incluso con la ayuda del rey, crearon una ley por la cual no podían vender más posesiones. René logró comprar el castillo de Machecoul, y vio que en este lugar se encontraban los esqueletos de más de 50 niños. Quiso silenciar lo que vio para evitar posibles malentendidos contra él.
Tras las numerosas desapariciones de niños, poco a poco las sospechas se fueron tornando hacia la persona del barón, pero nadie se atrevía a acusarle, pues aunque más empobrecido seguía siendo un personaje muy poderoso, y sus víctimas en cambio, solo eran gente muy humilde. Por otro lado, los proveedores no cesaban de amenazar a los padres que reclamaban a sus hijos desaparecidos, y en todas partes se hacía el silencio.

El 30 de julio de 1430, Jean de Malestroit, obispo de Nantes, publicó el primer documento contra Gilles de Rais. Apoyándose sobre el pretendido rumor público y llamando a declarar a tan solo 8 acusadores, acusó a Gilles de Rais de asesinar a niños y de practicar con ellos la sodomía, y de pactar con demonios. A razón de sus supuestos actos, Gilles fue desacreditado por las "buenas y serias" gentes.
Ese catálogo de detalles es realmente una técnica medieval muy típica, hecha para deshacerse de individuos indeseables o molestos. Se puede citar, por ejemplo, a Hugues Aubriot, principal de París, que fue acusado de la misma manera y enjuiciado con las mismas malas artes eclesiásticas, sesenta años antes del arresto de Gilles de Rais. Aubriot, que se había vuelto impopular, había proporcionado de manera involuntaria a sus enemigos todas las razones que se esgrimieron para la acusación cuando en 1381, reenvió a sus familias un elevado número de niños judíos que habían sido quitados a sus padres, añadiendo que había que indemnizar a la comunidad judía. Fue acusado de sodomía, de herejía, de ser un falso cristiano, de librarse al comercio de vírgenes y de mantener relaciones sexuales con judíos, entre otros. Fue condenado, pero a diferencia de Gilles de Rais, escapó a la pena de muerte gracias a la influencia del Duque de Borgoña, su principal valedor.

Además, no había defensa posible contra el cargo de herejía. Cualquiera que fuese lo suficientemente idiota como para defender a un "hereje", era automáticamente acusado, a su vez, de hereje, lo que arrastraba inevitablemente la pena de muerte. Juana de Arco, por ejemplo, fue condenada por herejía y quemada por hereje y no, como se dijo en un principio, por ser una bruja.

En el resultado final, los hechos apenas han importado, porque en la convicción medieval de jurisprudencia todo se basaba sobre la confesión del reo, no sobre las evidencias y los jurados, añadamos a eso que la confesión siempre se obtenía mediante tortura. La figura del abogado o consejero para la defensa del acusado no existió, y el concepto moderno de "inocente hasta probación de culpabilidad" tardarían siglos en llegar a ser una realidad.

A principios de 1440, llegaron los rumores hasta la corte del duque de Bretaña, quién ordenó abrir una investigación sobre los secuestros y la posible implicación del barón de Rais. La caída de Gilles de Rais, se inició a partir de un incidente relativamente menor. En septiembre de 1440, el tesorero de Bretaña, Geoffroi de Ferron, compró uno de los dominios de Gilles. Éste rehusó la admisión en el dominio al hermano del tesorero, Jean de Ferron, que había venido para tomar posesión de la propiedad y del título. La cólera de Gilles de Rais habría pasado desapercibida si Jean de Ferron no hubiese sido un clérigo, puesto que Gilles entró en su iglesia a lomos de su corcel, a voz en grito...
El obispo Jean de Malestroit (obispo de Nantes), cogió al vuelo la ocasión para llevar a Gilles de Rais ante un tribunal, con cargos que había secretamente preparado desde julio de 1429. El obispo alentó los cargos de herejía y un juicio fue reclamado por la corte ducal bretona. El duque, el obispo y el inquisidor se confabularon y apoyaron ganando una fortuna declarando a Gilles de Rais como hereje, confiscándole más tarde su propiedad.

El 13 de septiembre fue detenido en su el pueblo de Machecoul por un grupo de soldados, quienes hallaron en su propiedad los cuerpos despedazados de 50 adolescentes. El duque de Bretaña le hizo compadecer ante la justicia acusado de haber asesinado e inmolado entre 140 y 200 niños en prácticas diabólicas.
Se le infligieron todo tipo de torturas para obligarle a confesar sus crímenes, que se obstinaba a negar pese a las evidencias, pero fue sólo la amenaza de la excomunión lo que le indujo a hacerlo detalladamente.
En el juicio (altamente detallado y del que aún existen los escritos del siglo XV), pasaba del insulto a los jueces al hundimiento más absoluto y fue encerrado en una prisión acomodada por su condición de noble. Se declaró al principio inocente, pero en uno de los trastornos de personalidad que ya sufría de años atrás, rectificó y se declaró culpable quedando muy arrepentido de lo que había hecho el día 15 de octubre y finalmente, el día 22, ante los jueces eclesiásticos, comandados por el obispo de Saint-Brieuc, documentó todos los asesinatos y las vejaciones que practicaba a los niños (de entre 7 y 20 años), actuaciones pedófilas, rasgaduras, colgamientos del techo por ganchos, decapitaciones, etc. Fueron confesiones tremendas, toda Francia se convulsionó ya que la gente no se creía que uno de sus héroes fuera un hombre tan vil. Se llegaron a constatar 200 víctimas aunque probablemente fueran muchas más.
Fue condenado por asesinato, sodomía y herejía. Varios cargos fueron retenidos contra Gilles: la conjura de los demonios, el abuso del privilegio de secretario, las perversiones sexuales contra menores, y la invocación de espíritus acentuadas por las acusaciones de sacrificios humanos.
Ese mismo día, los cargos por sodomía, invocación y sacrificios a los demonios, y por herejía fueron presentados oralmente. En espera del veredicto, Gilles de Rais indicó a sus jueces que deseaba apelar. Su apelamiento fue inmediatamente rechazado pues fue formulada oralmente y no por escrito como estaba estipulado. Un apelamiento oral no era permitido dada la naturaleza particularmente grave del caso. Por lo demás, los jueces aseguraron al barón de Rais que no había en sus intenciones el deseo de oprimirle pero que el juicio seguiría su curso. Nunca se le dió la oportunidad de pasar por escrito su apelamiento.
Resumiendo, Gilles de Rais fue acusado de ser un hereje, un apóstata, un prestigitador de demonios... acusado de crimen y vicio contranatura, de sodomía, de sacrilegio y de violar la inmunidad de la Santa Iglesia. El 13 de septiembre de 1440, el obispo llevó a Gilles de Rais ante el tribunal. Las auditorías preliminares tuvieron lugar el 28 de septiembre, el 8, 11 y 13 de octubre, y el juicio formal se inauguró el 15 de octubre.

El duque de Bretaña, Juan V, sancionó el juicio que comenzó el 17 de septiembre; tras seis sesiones, el 19 de octubre, Gilles de Rais fue sometido a la "Cuestión". Para obtener confesiones y evidencias de sus crímenes, sus criados y cuatro de sus cómplices fueron torturados. Se escucharon, en total, a 110 testigos (informadores y soplones incluídos).
Hay que decir que, hasta entonces, Gilles de Rais nunca recibió testimonio alguno para su defensa, como tampoco recibió asesoramiento jurídico, fue ser sometido a dos tipos de investigaciones: una era la eclesiástica, quizá la más relevante y que iba a llevarle al patíbulo, y la otra era la civil para tratar especialmente el cargo por asesinato, pero menos relevante que la primera. Ese trato que le dispensaron es conforme a la manera de actuar de un tribunal eclesiástico, que manipulaba a su favor todo el proceso jurídico como solía hacerlo cuando enjuiciaban a las brujas en la misma época.

El viernes 21 de octubre de 1440, Gilles de Rais fue torturado hasta que prometió admitir "voluntaria y libremente" que era culpable de todos los cargos que se le imputasen, y naturalmente todos los crímenes por muy increíbles e imposibles que fuesen.

El 26 de octubre, en Nantes, Gilles de Rais fue ahorcado y su cuerpo dispuesto sobre una pira con dos cómplices, Henri Griart y Poitou. Cabe hacer hincapié en las condiciones en las cuales fue llevado a cabo el proceso judicial, por lo tremendamente irregulares, incluso en el caso de acusaciones por crimen de herejía.

Ni uno solo de sus 500 criados fue llamado a declarar ante el tribunal, y los que quisieron dar un testimonio favorable a Gilles de Rais, fueron torturados hasta que fueron convencidos de pasar al banco de los "acusadores" y "denunciantes" contra el mariscal. Tras cumplir con su parte, exigida por la Iglesia, los susodichos fueron liberados.

En el curso de los últimos 14 años, según se desprende de los "artículos", Gilles de Rais habría raptado a niños de ambos sexos y los habría cruelmente asesinado, desmembrando e incinerándolos; que sacrificó cuerpos de niños a los demonios; que cometió sodomía con ellos antes, durante y después de muertos; que hizo asesinar a éstos por sus cómplices; que mandó a sus criados que se hiciesen con más niños y se los entregasen; que contrató a personas encargadas de invocar a los demonios en su nombre; que entró en contacto con esos demonios para adquirir conocimientos, poderío y riqueza; que concluyó pactos con dichos demonios en los cuales aceptó realizar todos sus deseos y voluntades; que frecuentó la compañía de brujos y prestigitadores; que tuvo costumbre practicar artes prohibidas para obtener riquezas y poder para si mismo; que confió todas sus esperanzas, sus intenciones, su fe en los malos espíritus; que se libró cotidianamente a actos de glotonería; que prometió renunciar a su mala vida y hacer peregrinaje en Jerusalén, pero que rompió finalmente su juramento... Por dichas razones habría caído en la herejía, la idolatría y la renuncia a la Fe; que habría violado la inmunidad eclesiástica al agredir a Jean de Ferron, y que todo eso es ahora de notoriedad pública.

Al oír todas esas memeces, Gilles de Rais perdió, por vez primera, su serena tranquilidad. En un arrebato de ira, declaró no reconocer la autoridad de Jean de Malestroit y de Jean Blouyn como jueces, y que se mantenía firme en su voluntad de apelar. El informe del juicio subraya que habló "con insolencia" y "con arrogancia". Su cólera le empujó a acusarles de robar y mendigar restos de mesa, insultándoles y afirmando que preferiría ser desollado vivo antes que estar en presencia de semejantes eclesiásticos y jueces sinvergüenzas, corruptos y mentirosos.

Es interesante hacer hincapié en las acusaciones formuladas por Gilles de Rais contra sus jueces. De hecho, tenemos razones para creer que los presuntos obispo e inquisidores podían no ser del todo dignos de confianza. A pesar de la dureza de la Iglesia de la pre-Reforma hacia los casos de corrupción, no es difícil imaginar a sus camaradas bretones bañarse en la corruptela y sacar provecho de ella. No olvidemos que Jean de Malestroit tenía lazos de sangre con Juan V de Bretaña, y que tuvo que actuar por él en el pasado para tomar posesión de la tierra de Champtocé, propiedad de Gilles de Rais. El mariscal en persona confirmó y testificó que, en su día, Jean de Malestroit le había dicho "no haré nada por vos siendo yo obispo de Nantes."

Gilles de Rais fue entonces nuevamente invitado a responder a los artículos, a lo que rehusó por segunda vez responder y dejando patente que no diría nada más al respecto. Cuando se leyeron por segunda vez los artículos, Gilles de Rais respondió que le extrañaba de sobremanera que Pierre de L'Hôpital, presidente del Parlamento de Bretaña, permitiese a Jean de Malestroit y a Jean Blouyn corromperse en crímenes de este tipo, los mismos de los cuales le acusaban ahora, teniendo en cuenta que en aquella época la iglesia estaba llena de corrupción y ante la falta de evidencias más claras y concisas, los jueces de Gilles de Rais deben ser considerados igualmente o tan sospechosos como él.

Confrontados a ese desafío, Jean de Malestroit y Jean Blouyn juzgaron a Gilles de Rais por su desprecio al tribunal y lo excomulgaron. A pesar de eso, siguieron instruyendo el proceso, a lo que Gilles de Rais puso en duda la legitimidad de esa corte de justicia, aunque solo lo pudo hacer oralmente ya que se le negó (otra vez) presentar una queja por escrito, y dudó también de la legalidad de su excomunión y de la competencia del obispo y del inquisidor.

Dos días más tarde, el 15 de octubre, se produce un giro inesperado: Gilles de Rais reconoció la competencia de sus jueces y les pidió perdón, por lo que a raíz de ese sorprendente cambio de actitud (muy sospechoso, por cierto), algunos biógrafos leyeron en ello la admisión de culpabilidad.
Tras un mes de arresto y encarcelamiento, Gilles de Rais había vivido en la esperanza vana de un gesto del rey a su favor. El paso del tiempo acabó por vencer sus esperanzas, y el rey no movió un dedo (igual que en el caso de Juana de Arco). Carlos VII "el Vencedor" merece, decididamente, el apodo de Carlos "el Ingrato".
Respondiendo finalmente a los cargos, Gilles de Rais admitió haber leído un libro de alquimia y de demonios para practicar la alquimia. A pesar de sus negaciones, testigos tales como sus criados Henriet y Poitou, Francesco Prelati, el alquimista Eustache Blanchet, Tiphaine Branchu y la sirvienta Perrine Martin, fueron llamados ante el tribunal para testificar contra él. Pareció confiado en cuanto a los artículos que le acusaban de practicar la alquimia y la lectura de un libro relativo al tema, creyendo que los testigos (amigos de ayer), habían declarado contra su voluntad, considerando que si debían escuchar su consciencia, no podían aportar testimonio para la acusación. En eso, obviamente, se equivocó.

Gilles de Rais rezó para no ser excomulgado. El informe judicial le describe cubierto de lágrimas, implorando su regreso en el seno de la Santa Iglesia. Uno se puede preguntar cuánto costaba la ejecución del mariscal de Francia, en provecho de sus jueces que se llenaban los bolsillos para llevarle a la hoguera...

El obispo y el inquisidor fueron raudos para acoger de nuevo en el seno de la Madre Iglesia a esa "oveja negra", suspirando aliviados ante su aparente capitulación.

Se condenó a Gilles de Rais a pagar 50.000 escudos de indemnización por el maltrato dado al clérigo Jean de Ferron, indemnización que había de ser entregada al duque Juan V de Bretaña. Pierre de L'Hôpital, presidente del tribunal secular, fue entonces asaltado por las dudas sobre si no se cometía cierta injusticia contra Gilles de Rais. Obviamente más recto y honesto que el obispo y el inquisidor, dictaminó que la indemnización se hallaba sobradamente pagada al confiscar el duque de Bretaña unas tierras de Gilles de Rais. Pero incluso impartiendo justicia con más honorabilidad que el tribunal eclesiástico, Pierre de L'Hôpital se encontraba con las manos atadas y pareció sospechar que se había urdido todo un complot para hundir y quitar de en medio a un poderosísimo señor feudal, como lo era Gilles de Rais, y ciertamente instigado por el duque de Bretaña. De su actitud y de sus conversaciones con Francesco Prelati, se desprende la sombra de la duda...
Pierre de L'Hôpital prometió a la familia de Gilles de Rais que, una vez ejecutado, su cadaver sería inmediatamente retirado de la pira para recibir cristiana sepultura en la iglesia escogida por el reo, con gran procesión, escolta y servicio fúnebre.
Hay un dato extremadamente curioso: Prelati y Blanchet, los alquimistas e invocadores demoníacos, no fueron ejecutados. Se les golpeó la muñeca y fueron liberados. Desaparecieron para nunca ser vistos jamás... y ese, es un punto que sigue causando cierto malestar en aquellos que asumen naturalmente la culpabilidad de Gilles de Rais.

El cuerpo del barón Gilles de Rais, mariscal de Francia, descansará (tal y como lo deseaba antes de ser ejecutado) en una sepultura cristiana, en la Iglesia de Nuestra-Señora del Carmelo, en Nantes. Trescientos cincuenta años después, los revolucionarios destruyen su tumba.

Finalmente el día 26 de octubre de 1440, Gilles de Rais junto a dos de sus más perversos colaboradores, habiendo rechazado la gracia real (perdón de la pena que se le extendía por ser Par de Francia) fue conducido al prado de la Madeleine en Nantes para ser decapitado. Sus restos fueron enterrados con solemnidad en la iglesia de las carmelitas de Nantes, a petición del mariscal.

Fragmentos de la declaración de Gilles de Rais en el juicio

“Yo, Gilles de Rais, confieso que todo de lo que se me acusa es verdad. Es cierto que he cometido las más repugnantes ofensas contra muchos seres inocentes –niños y niñas- y que en el curso de muchos años he raptado o hecho raptar a un gran número de ellos –aún más vergonzosamente he de confesar que no recuerdo el número exacto- y que los he matado con mi propia mano o hecho que otros mataran, y que he cometido con ellos muchos crímenes y pecados".
"Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente".
"Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía...". "Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el Infierno antes de poder creer en el Cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos”.
“Yo soy una de esas personas para quienes todo lo relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo… Si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla”.

Gilles de Rais fue sin duda un criminal sádico, con tendencias homosexuales, pero también podemos preguntarnos si también fue el resultado de su época, donde apenas una pequeña insinuación de herejía o brujería bastaba para condenar a alguien a la hoguera si no se tenían los contactos adecuados, donde las epidemias y el hambre eran algo corriente para la gente corriente, la corrupción y la influencia de poder era algo normal, las guerras y el derramamiento de sangre constante y la vida humana tenía apenas valor.

¿Habría sido diferente si Juana de Arco no hubiera muerto, si esa persona a la que idolatraba y le daba paz no hubiera sido injustamente asesinada? Tal vez.

Wolf Creek

Valoración: 7/10


Este film australiano, dirigido por un prometedor Greg McLean, basa su historia en unos hechos reales y oscuros acontecidos en su país.

Tras un punto de partida más que arquetípico, consistente en las aventuras de un trio de jovenes excursionistas (dos inglesas y un australiano), sus relaciones, sus juergas y sus charlas insulsas...nos sumerge en un remolino de crueldad y violencia que hacía tiempo no se mostraba en un film de estas características.
El trío protagonista viaja al centro del desierto, a visitar un enorme crater donde colisionó un meteorito, lugar que da título a la película, a partir de ahí comenzará su mayor pesadilla. Torturas físicas, psicológicas, amputaciones, violaciones... todo a cargo de un asesino real muy bien interpretado.

El film, de reducido presupuesto pero convincente resultado, está invadido por una fotografía de gran calidad que nos hace olvidar su modesto trasfondo.

Pese a tener situaciones límite en la que los personajes actuan de maneras más que surreales, resulta inevitable ser arrastrado por la tensión que provocan, la repulsión... por todo ello esta película viene avalada por numerosas críticas positivas de grandes del género, como Robert Rodriguez o Quentin Tarantino.
Es comparable por su puesta en escena a "La matanza de Texas", y por su explicitud nos muestra lo que todos esperábamos de "Hostel" y no tuvimos.
Recomendable para pasar un mal rato con cine modesto pero bien hecho.
Enoch

RavenHeart en el castillo encantado de Karlstein

Hace un tiempo tuvimos la oportunidad de visitar el castillo KARLSTEIN en la República Checa. Según nos fue relatado, se están estudiando en él posibles fenómenos paranormales.

El castillo Karlstein, ubicado a 30km de la ciudad de Praga, se encuentra enclavado en plena naturaleza, oculto entre montañas. Su aspecto bien parece sacado de una película clásica de vampiros, con sus afiladas torres y almenas. Fue residencia de Carlos IV, y ahora es un foco de visitas turísticas. Su ambiente apacible se ha visto recientemente turbado por fenómenos para los que aún no han hallado explicación. Según pudimos investigar "in situ", todo comenzó cuando el director del complejo comenzó a escuchar golpes en la solitaria torre central y más alta del castillo. El incidente no trascendió, hasta que grupos enteros de turistas comenzaron a escuchar en sus visitas los tremendos golpes en el muro de siete metros de espesor.

Actualmente, y según fuimos informados, varios expertos se encuentran realizando pruebas en el lugar donde ya muchos han escuchado estos sonidos, aplicando sondas contra el muro centímetro a centímetro. A día de hoy los ruidos siguen poblando el castillo y la explicación y lógica siguen siendo nulas. Día a día, se alimenta la leyenda.

Os dejamos bajo estas líneas el video que rodamos allí montado por nuestro amigo Stuart, esperamos que os guste y que nos dejéis vuestros comentarios.
-Enoch-

Exorcismo en Connecticut, del caso real al cine

La película "Exorcismo en Connecticut", uno de los éxitos de público en lo que a cine de terror se refiere, está basada en una serie de hechos reales acontecidos en el estado de su título y que tuvieron mucha repercusión mediática. Te contamos los hechos reales, aquello en lo que se fundamenta la película, qué hay de verdad, qué hay de ficción, en qué es fiel y en qué no...

Los hechos tuvieron lugar en el 208 de Meriden Avenue, Southington, en el estado norteamericano de Connecticut en 1986. La familia Snedeker formada por el matrimonio de Carmen y Allen con sus tres hijos y una sobrina alquiló una casa en ese pueblo con el fin de vivir más cerca del hospital en el que Phillip, el hijo varón mayor, estaba recibiendo tratamiento por un cáncer.
Nadie dio importancia al detalle de que la nueva casa hubiera sido una funeraria, a pesar de que al limpiarla encontrasen utensilios para amortajar y enseres de carácter fúnebre.

Los problemas inexplicables comenzaron al poco de vivir allí, todos los miembros de la familia aseguran haber pasado mucho miedo y han contando cosas de aquella vivencia: que oían ruidos extraños, el agua del grifo que se conviertía en sangre y olor a carne podrida, visiones de fantasmas, apariciones de personas terribles de rostros feroces en cualquier lugar de la casa; incluso haber sido atacados sexualmente, tanto las dos mujeres como el padre; el hijo enfermo comenzó a cambiar su carácter llegando a agredir sexualmente a su prima, etc.

Ls Snedeker se pusieron en contacto con el matrimonio de parapsicólogos Ed y Lorrain Warren, quienes en los 70, también habían investigado la casa de Amityville, además de otros célebres casos de posesiones y encantamientos, como el de la casa encantada de los Smurl en Pennsylvania.

Los Warren hicieron sus pruebas, y llegaron a la conclusión de que todo era cierto y que la casa estaba habitada por demonios. Hasta 1989 y tras varios ritos de purificación, los Warren no consideraron limpia la casa, si bien por entonces los Snedeker ya habían dejado el lugar.

En 1992, el escritor especializado en terror Ray Garton novelizó la historia tras una meticulosa serie de entrevistas con los Snedeker y los Warren, el betseller "In a Dark Place: The Story of a True Haunting".

La controversia llega porque entre lo narrado por cada uno de los miembros de la familia perjudicada se han detectado contradicciones, como señaló en su momento Joe Nickell en un artículo en el Skeptical Inquirer, tratando de desmontar el engaño.
En este artículo también se trazaba la historia de la casa, habiendo hablado con otros ocupantes e invitados que dijeron no haber notado absolutamente nada raro allí. Y tampoco Garton deja bien ni a los Snedeker ni a los Warren, ya que en entrevistas posteriores de la escritura de su libro, declaró que las confidencias que le hicieron no le casaban entre sí y que los Warren en privado llegaron a admitir que los Snedeker estaban “locos” pero que lo más conveniente era rellenar los agujeros de la historia.

En el 2005, la cadena de TV Discovery Channel estrenó "A Haunting", una serie de docudramas mezcla de entrevistas reales y dramatizaciones de lo contado, acerca de fenómenos inexplicados de carácter parapsicológico. Y uno de los 39 episodios emitidos fue precisamente: A Haunting in Connecticut, la primera adaptación en película del caso y el precedente más claro del film de Peter Cornwel.

La idea para escribir el guión de Exorcismo en Connecticut les surgió a Adam Simons (otro sincero aficionado al género, autor del ameno documental The American Nightmare) y Tim Melcatfe (quien se asoció con Adam Simons desde que ambos son guionistas de la serie de TV Bones) tras ver el capítulo de A Haunting.
De hecho hay secuencias completas en Exorcismo en Connecticut que parecen adaptadas directamente del docudrama de Discovery Channel, sobre todo concentradas al principio, como el avistamiento del fantasma en la habitación de la niña mientras juega con su casa de muñecas o la escena del chico protagonista y su hermano pequeño en la camilla de embalsamar.
Pero las principales diferencias entre ambas adaptaciones son: que en el largometraje cinematográfico suaviza lo que cuentan los Snedeker eliminando los pasajes más escabrosos (el apartado sexual, por ejemplo), que desaparezcan por completo los Warren reemplazados por el sacerdote que interpreta Elias Koteas, que la atención maléfica se ha centrado sobre todo en el personaje del hijo enfermo en lugar de en toda la familia, y sobre todo en el final.

Y es que en Exorcismo en Connecticut no se privan de nada: no contentos con lo completo que es el caso real, el libro de Ray Garton o la versión de A Haunting, la pareja guionista aún mira también a Poltergeist o El sexto sentido (Elias Koteas le dice al chico que “averigüe qué quieren los espíritus”), y se atreve a añadir elementos referenciales del mundo esotérico ajenos a la historia original como son las sesiones espiritistas, los ectoplasmas o las fotografías de difuntos sin que ninguno de esos temas aporte nada a la trama. "

Puedes leer la crítica de RavenHeart de la película PULSANDO AQUI

- Kavik - 

Elizabeth Báthory: la Condesa Sangrienta (Erzsébet Bathory)

La historia de la condesa Bathory comienza en Transilvania,nació (1650) en el seno de una de las familias muy rica e influyente. Recibió una cuidada educación, especialmente para una mujer y para esa época: Erzébet dominaba el Húngaro, Latín y Alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros de entonces apenas si sabían escribir....

A los 16 años fue casada con Ferenc Nadasdy, miembro de una familia también prestigiosa, pero menos adinerada e influyente que la Bathory. Erzébet eligió conservar su nombre aún después de casada. En su lugar, Ferenc sumó Bathory al suyo.

La joven condesa administró su castillo con una disciplina de hierro, y sus castigos eran brutales, por decir poco. Golpear a las sirvientas con un pesado mazo era de los más leves; otras veces les picaba con agujas debajo de las uñas o las arrastraba a la nieve, donde les echaba agua y abandonaba a que se congelen. A medida que las torturas se fueron sofisticando y agravando, estableció una cámara de torturas en su castillo, y, cuando no era ella quien torturaba, sentada en su trono, observaba como lo hacían su sirvientas más cercanas.

La condesa prosiguió sus abusos y asesinatos durante años, especialmente luego de la muerte de su esposo, y de su amiga Darvulia. Esta última, aparentemente amante de Erzébet, participaba activamente en las torturas, e incluso enseñó a la condesa nuevas técnicas. Pero también cuidaba que las víctimas fueran siempre sirvientas y campesinas, a quienes en esa época un noble podía tratar como a un objeto, que se puede destruir a voluntad. Tras su muerte, Erzébet perdió toda precaución, y comenzó también a raptar y torturar a jóvenes nobles.

Sus actividades no podían seguir ignoradas, y, sumadas a razones políticas, llevaron a que fuera arrestada y llevada a juicio en 1611. Erzébet y sus sirvientas fueron encontradas culpables; dos de ellas fueron torturadas y quemadas, otra decapitada. La condesa escapó la pena de muerte gracias a su rango, pero fue emparedada en su propia cámara de tortura, donde murió tres años más tarde.

Es imposible saber cuánto exactamente de verdad hay en las historias que circulan acerca de la "condesa sangrienta". Su historia se convirtió en leyenda aún en su propia época. A pesar de que no hay testigos, se cuenta que la condesa tomaba baños de sangre de muchachas para mantenerse joven, o que mordía y arrancaba la carne a las jóvenes mientras sus sirvientas las sujetaban. Aún si se trata de exageraciones, la ferocidad inusitada de sus atrocidades han despertado la curiosidad de muchos escritores y artistas.

Aparentemente, las leyendas de vampiros se originan con su historia, y Bram Stoker habría trasladado al Príncipe Vlad Teper de Rumania a Transilvania (cambiándole el rango a conde), influido por ella. La condesa sigue intrigando a artistas aún hoy: desde poetas como Andrei Codrescu, a bandas de heavy metal (siendo el más significativo Cradle Of Fear), e incluso en muchas películas se ha hecho referencia a ella, como en la reciente "Stay Alive".

Uno de los últimos descendientes de la condesa, Dennis Bathory-Kitsz, es un compositor de ópera, y está escribiendo una sobre su famoso antepasado.

- Nimue - 

Wishing Stairs (Whispering Corridors 3)

Valoración: 3/10

    Desde Corea Del Sur llega esta película editada diréctamente en DVD.
    En ella se nos narra la historia de dos amigas, bailarinas de ballet, que compiten por un puesto en una academia rusa. Por otro lado, otra de las protagonistas es la escalera (llamada "del zorro"), ubicada junto a los dormitorios de la escuela donde estudian. Una escalera de 28 escalones, pero que en ocasiones tiene 29, y si eso ocurre, la persona que la ha subido en ese momento puede pedir un deseo y le será concedido.

    El film nos habla de la relación entre ellas y con otras compañeras, habla de la competitividad, del rechazo, del amor... y a la vez, de las consecuencias de lo que deseamos, de cómo se puede volver contra nosotros con macabras consecuencias.

   A medio camino entre el drama y el típico cine de terror oriental no convence ni en uno ni en otro campo, es más, aburre soberanamente.
    El drama no transmite emoción alguna, y el espectador está ya tan distante del argumento que cuando comienza el terror los bostezos pueden más que este.
    El argumento se retuerce en exceso y la sorpresa es nula. Prescindible, muy prescindible.
Enoch

Gilles de Rais (Parte 2)

Puedes leer la primera parte de este artículo PULSANDO AQUI

En 1429 conocería a Juana de Arco, quedándose fascinado por lo que revelaban las voces que ella escuchaba, y dicen que también quedo maravillado por su belleza.
El Delfín Carlos entregó un pequeño ejército a Gilles y a Juana para liberar Orleans del asedio inglés. Junto a ellos estaban otros generales como el Bastard de Órleans (Conde de Dunois), el Duque de Alençon y La Hire.
En sólo 8 días las fuerzas francesas lograron levantar un sitio que duraba ya varios meses. Entraron triunfales en la ciudad y todo el mundo los veían como los salvadores de Francia. Poco después contribuyó en las victoria francesas en la Batalla de Jargeau y en la Batalla de Patay. Su audacia y violencia en combate era comparable a la de los berseker vikingos.
Gilles llegó a decir durante las campañas con Juana, que ella era Dios y que si debía de matar ingleses por mandato de Dios, así lo haría. Se convirtió en su escolta y protector salvándola en varias ocasiones en los fragores de las batallas, como en el ataque a París a finales de 1429.
Pese a las matanzas y crueldades de la guerra Gilles se sentía realizado espiritualmente, ya que Juana lo inspiraba y había rendido un gran servicio a su patria. Además, en este mismo año 1429, fue proclamado mariscal de Francia con tan sólo 25 años (caso único en la historia francesa), amasando una inmensa fortuna, y adoptó la flor de lis en su escudo de armas, mientras Carlos VII fue proclamado rey el 17 de julio en la Catedral de Reims.
El 30 de mayo de 1431, Juana de Arco fue quemada viva en la ciudad de Rouen. Pese a que intentó ayudarla contratando un pequeño ejército de mercenarios, aún no se sabe qué pasó para que no llegara a tiempo, ya que tan sólo se encontraba a 25 kilómetros de Ruán, localidad en que se llevó a cabo el juicio.
Acusó públicamente a Carlos VII de esta muerte y llegó a llorar amargamente ante las cenizas de Juana, y sintió que todo había acabado, que la vida sin ella no tenía ya sentido, que no había pureza en la guerra que se estaba librando. Su última acción en la Guerra de los Cien Años fue en la batalla de Lagny en agosto de 1432, de la cual salió victorioso.

Se retiró de la vida militar a la caída en desgracia de su protector, el chambelán La Tremoille, en 1434 después de la campaña de amparo al duque de Bourbon contra el duque de Borgoña que sitiaba la ciudad de Grancey. Después de este hecho, Gilles perdió su condición de mariscal y se refugió en sus posesiones de la Bretaña francesa (concretamente al castillo de Tiffauges, ubicado en la Vendée) en donde se convirtió en todo un demonio y afloraron sus instintos más perversos.

Entre la muerte de Juana y la falta de acciones violentas en guerra que tanto necesitaba, se desequilibró más aún la mente enfermiza del mariscal, ya que se había acostumbrado a las campañas, los ataques alocados contra los ingleses, a la sangre y a los muertos por doquier. Esta sed de sangre aumentó y no tuvo freno con la muerte de su abuelo Craon en noviembre de 1432, con lo que tuvo ya plena libertad de acción y mucho más dinero para poderla costear. La provincia del Poitou se convierte en la residencia del mariscal de Rais.

Entre 1432 y 1433, los crímenes empiezan...

Para divertirse, ordenaba que se organizasen en sus múltiples castillos lujosísimas fiestas y representaciones teatrales, que eran conocidas en toda Europa, pero sus excesivos gastos pronto empezaron a menguar su fortuna y se vio obligado a vender varias de sus propiedades.
Preocupado por tales pérdidas, el barón de Rais se fue aficionando a la Alquimia e hizo que se instalase un laboratorio en un ala del castillo, donde trabajaba sin apenas dormir ayudado por alquimistas y magos importados de toda Europa a la búsqueda de la piedra filosofal, capaz, según la tradición esotérica, de transformar los metales en oro.

Al cabo de cierto tiempo, su sueño de oro no acababa de madurar, todo lo contrario, los alquimistas y magos le costaban una fortuna que lo iba arruinando más y más, hasta que desengañado, despidió a la gran mayoría. Los pocos que quedaron a su mando no tardaron en persuadirlo que sólo con la ayuda del Diablo podría conseguir el oro que necesitaba.

Algunas de sus numerosas biografías, cuentan que Gilles de Rais, llamado Barba Azul por su cabello negro-azulado, habría hecho testamento legando parte de sus bienes a Satanás, pero reservándose su vida y su alma, según la leyenda. En las escrituras del castillo, figura como titular el mismo Diablo.

Se rodeó de una corte grotesca de brujas, nigromantes, alquimistas, entre los que se encontraban Guillaume de Sillé, Roger de Brinqueville, Antonio de Palerno, Heriet, Poitou, Corrillaut, ... Finalmente, cae en manos de un embaucador florentino llamado Prelati quien le asegura que llenará sus arcas gracias a la magia negra.

El mariscal visita con frecuencia a su cómplice, se informa con ansiedad del resultado de las investigaciones. Prelatti asegura a su señor que, en una de sus invocaciones, ha visto cerca de él al demonio, pero que esta aparición fantástica se desvaneció sin que hubiera podido pronunciar palabra alguna. El crédulo mariscal tenía un pánico atroz al diablo aunque nunca lo veía, hizo caso de Prelatti, con quien tenía una relación homosexual, y mandó que se redoblasen los ensalmos y los conjuros.
En otras ocasiones Prelatti salía herido después de una de sus invocaciones, que siempre se relizaban en un cuarto escondido, causando en Gilles más pánico. Sillé fue el proveedor de todos los elementos para las invocaciones en Tiffauges y el padre Eustache Blanchet, el de contratar a los invocadores como Prelatti o La Riviére (el cual vio al demonio en una invocación en un bosque en forma de leopardo, ante la credulidad de Gilles) o alquimistas como Jean Petit, el cual realizó varios hornos para trabajar con mercurio. Sin embargo los hornos creados deben ser destruidos ya que el futuro Luis XI, el delfín, visita a Gilles por una orden del rey Carlos V que condenaba la alquimia como herejía.
Es imposible que el mariscal salga bien de sus empresas -ha dicho uno de los familiares de Gilles de Rais- si no ofrece al demonio la sangre y los miembros de niños llevados a la muerte. Porque su lectura habitual la constituyen los más ardientes poemas de Ovidio y el relato que hace Suetonio de los criminales sacrificios que exige el rey del Infierno.
¿Qué le importa el sacrificio de vidas humanas si adquiere a ese precio el poderío que codicia? A esto se unía además de su voluntad de matar a niños para su disfrute y placer personal. En su afán por procurarse víctimas para sus sacrificios, servidores de Gilles de Rais como Henriet y Poitou recorrían los pueblos y las aldeas buscando niños y adolescentes prometiéndoles que les harían pajes en los castillos del señor de Rais. Siempre en lugares lejanos; incluso en algunas, el propio Gilles, con amabilidad acudía a casas de los plebeyos para asegurar a los parientes de los niños un prometedor futuro.
De las víctimas, los padres no tenían más noticias y si preguntaban les respondían que estaban bien. Pronto la gente se alarmó, y de Rais recurrió a los raptos.
Entre 1432 y 1440 se llegaron a contabilizar hasta 1.000 desapariciones de niños de entre 8 y 10 años en Bretaña. Pero la gran locura llegaba por la noche cuando él y sus esbirros se dedicaban a torturar, vejar, humillar y asesinar a niños previamente secuestrados. Después de cada sangrienta noche, Gilles salía al amanecer y recorría las calles solitario, como arrepintiéndose de lo hecho, mientras sus secuaces quemaban los cuerpos inertes de las víctimas.
El temor se apoderó de los habitantes de los pueblos. Los criados tuvieron que ampliar su campo de acción con lo que el pavor se extendía más y más. Hasta que las murmuraciones se convirtieron en gritos que llegaron a las más altas autoridades.
Llegó a utilizar varias de sus posesiones (no sólo el castillo de Tiffauges) para cometer sus fechorías, como el castillo de Machecoul, el de Champtocé y la casa de la Suze.

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Gunnm (Alita: Ángel de combate - Yukito Kishiro)


Valoración: 8/10

    Yukito Kishiro
    12 Tomos
    Planeta de Agostini – Manga

    Gunnm -también conocida como Alita: Ángel de combate- es el cyberpunk en su máximo esplendor.
    Yukito Kishiro nos narra la historia de Gally, una cyborg que el Doctor Ito recoge en “El patio de los desperdicios”, una inmensa ciudad-estercolero que vive a la sombra de una inaccesible urbe flotante llamada Typhares. En un mundo violento y peligroso, Gally irá descubriendo su pasado perdido y su autentico poder a través de diversos arcos argumentales.

    Bien es cierto que hay algunas partes de la historia mejores que otras y que el nuevo final que el autor se ha sacado de la maga para lucrarse con una continuación que no está a la altura de la serie original -Gunnm: Last Order- es una vergüenza, pero aún así sigue siendo una obra de lo más interesante.

    Lo que si que merece la pena es Ashen Victor, un Spin Off de la misma ambientado en las terribles carreras de Rolerball en el que Kishiro homenajea al mismísimo Frank Miller.
Keichi

Unrest (Los que no descansan)


Valoración: 3/10

    Presentada en Sitges 2007 este film tiene un planteamiento base medianamente interesante...
    Estudiantes de medicina que diseccionan cadáveres de dudoso origen y a los que tienen acceso 24h, extraños sucesos, presentimientos y fenómenos paranormales varios en el hospital, muertes inexplicables y una maldición que acaba con todo aquel que no respeta el descanso de los muertos.

    Pero todo interés decae rápidamente ante tanta situación absurda e incoherente. Les amenazan con ser expulsados si no respetan los cadáveres y sin embargo pueden acceder a la sala de disección cuando les place sin supervisión alguna, para meter el brazo en un tanque de formol tienen que quitarse la ropa, todo lo descubren "porque sí" y tras "inmensas e increíbles casualidades", los enigmas (que nunca llegan a intrigar) tienen resoluciones estúpidas y los personajes mal dibujados no consiguen que el espectador empatice con ellos... en conjunto, que al cabo del rato te acaba dando igual que pase con ellos o qué suceda en esta historia sin pies ni cabeza.

    Uno de los mayores "ganchos" que pretende tener el film es que en toda su publicidad alardea de la utilización de cadáveres reales para la filmación de las escenas.... y qué.

    Conseguí sacarle el chiste a varias situaciones... pero con el paso de los minutos pudo más en mí el aburrimiento que las buenas intenciones. Mejor abstenerse.
Enoch

Gilles de Rais (Parte I)

Gilles de Rais fue un héroe de Francia, combatió junto a Juana de Arco. Fue un hombre inmensamente rico y admirado, hasta que se descubrieron las atrocidades que llevo acabo en sus propiedades.

Nació hacia finales del año 1404, en la torre negra del castillo de Champtocé. Era el resultado de la unión de cuatro familias ricas y poderosas. De hecho, la unión que produjo el nacimiento de Gilles, sirvió para reunir familias que, políticamente, estaban en conflicto.
Las cuatros casas implicadas eran:
-La Casa de Rais.
-La Casa de Laval, familia del abuelo paterno de Gilles.
-La Casa de Machecoul, estrechamente aliada a la familia de su madre.
-La Casa de Craon, familia de su madre.

Tuvo un hermano, René de Susset, nacido en 1407, con el cual estuvo muy unido en su infancia. Los padres encomendaron la educación de los pequeños a varios tutores eclesiásticos y nodrizas, despreocupándose de ellos. Dichos tutores los abandonaron por la incipiente conducta desmesuradamente sádica y cruel de Gilles.

Un hecho terrible marcó a Gilles cuando tan solo tenía 9 años; su padre Guy fue atacado por un verraco moribundo mientras cazaba con otros nobles una mañana de febrero de 1414. Resultó que llegó a herir al animal pero este en su último estertor le dio una enorme embestida que consiguió incrustar los cuernos en su estómago.
Guy fue llevado a su casa, en donde nada pudieron hacer por él. El pequeño Gilles vio como su padre agonizaba, desangrándose lentamente, mientras sus vísceras se esparcían por su lecho. Esta sangrienta visión la tuvo presente durante toda su vida y la repetiría con muchas de sus víctimas en el futuro, cuando les rajaba el estómago y se quedaba ensimismado con el espectáculo de sangre y entrañas.
Poco después de este hecho, su madre, Marie, también murió y Gilles y su hermano quedaron bajo a la tutela del abuelo materno, Jean de Craon. Quizás puede culparse también al abuelo como uno de los factores de la locura asesina de Gilles de Rais, pues se le ha descrito como un hombre extremadamente violento, taciturno, calculador y exento de escrúpulos.
Este hombre inculcó a los dos hermanos el narcisismo, la soberbia, el poder, el orgullo, con los que Gilles fue desarrollando su personalidad. Al principio, Jean no prestó mucha atención a Gilles y le dedicó más tiempo a su hermano. Entonces Gilles se fue refugiando en las bibliotecas de la casa Craon, en donde encontró a sus álter ego y héroes en el libro de "La vida de los doce Césares de Suetonio". Libro que marcó profundamente el sentir de Gilles. En este recopilatorio de cómo fueron las vidas y hazañas de Julio César y los primeros emperadores romanos, Gilles vio que todos ellos ostentaron riqueza y poder y se dedicaban a los mayores placeres de la vida, además de cómo impartían poder sin verse obligados a dar explicaciones.

A los 14 años, su abuelo le regaló una gran armadura milanesa y fue proclamado caballero. Manejó pronto la espada y también fue temprano en aburrirse al practicar sólo con peleles (muñecos construidos precisamente para la práctica) y empezar a relucir toda su agresividad hacia todo ser viviente. Primero animales, pero luego con seres humanos, como fue el caso de su compañero y amigo de la infancia, Antoin.
Un día propuso un duelo entre ellos con machetes, que al principio fue inofensivo, pero que luego a Gilles se le escapó de las manos y asestó con su machete en el cuello de Antoin. Gilles no ayudó a su compañero mientras éste se desangraba en el suelo y se quedó disfrutando de la visión de la sangre. Fue su primer asesinato, a los 15 años. Quedó sin condena debido a su condición de noble y la intermediación de su abuelo Craon. La familia de Antoin de origen humilde, aceptó la exigua indemnización que se les ofreció y así todo quedó zanjado. Otros hechos criminales de su adolescencia fueron alguna que otra perversión sexual.

Su abuelo, hombre sin escrúpulos, sólo se ocupaba en engrandecer su fortuna y poder de forma calculadora y astuta; por el contrario, su nieto, aunque también actuaba sin escrúpulo alguno, actuaba siempre sin deliberación alguna y era un absoluto inútil en materia de política y de granjearse poder y riquezas.
Un hecho describe la personalidad de abuelo y nieto: cuando intentaron extorsionar a una familia raptando a una gran dama; sus tres hermanos quisieron rescatarla y fueron encarcelados también por Craon, de forma que uno de ellos murió de hambre.

Su enorme agresividad y psicopatía, le llevó a alistarse en el ejército para desahogarse con los enemigos a los que se enfrentaba. Su abuelo Craon quería que llegase a la cumbre del poder francés y para ello, le recomendó a Guillaime La Jumelliers como consejero en política, estrategias militares y finanzas. Se puso a las órdenes de Juan V, duque de Bretaña en las querellas residuales de la Guerra de Sucesión Bretona, entre los Montforts y los Penthièvres. Luchó siempre en la vanguardia con sus soldados (tropas pagadas por él), y sus compañeros de armas lo admiraban porque parecía poseído cuando luchaba dando mandobles, con una rapidez y fuerza increíbles, pareciendo que eran los demonios quienes regían sus movimientos.

El 14 de enero de 1412, Gilles de Rais había sido prometido en matrimonio a Jeanne Peynel, rica heredera, con el objetivo de captar su fortuna, el promotor del enlace fue Jean de Craon . En el curso de las extrañas discusiones alrededor de la futura boda, el Parlamento de París se pronunciará en contra de ese matrimonio, prohibiéndolo.
No es hasta el 28 de noviembre de 1417 que se vuelve a poner en el ajedrez de las alianzas matrimoniales al joven Gilles de Rais, y esta vez se trata de casarle con la sobrina del duque Juan V de Bretaña. Desgraciadamente, la intentona se traduce en un nuevo fracaso.
En noviembre de 1420, Gilles de Rais rapta a su prima Catherine de Thouars, para casarse con ella. De nuevo detrás estaba Jean de Craon.

A finales del año 1420, la mujer de Jean de Craon fallece y, tras una cortísima viudez, éste vuelve a contraer segundas nupcias con la abuela de Catherine de Thouars, Anne de Sillé.

El 24 de abril de 1422, Gilles de Rais se casa públicamente con Catherine de Thouars. Su única hija, Marie, nacio siete años después de su matrimonio en 1429. Tardaron tanto en tener un hijo debido a las tendencias homosexuales de Gilles que se desinteresó por su esposa al poco de casarse. Ésta lo abandonó junto a su hija para refugiarse en una de las propiedades de su padre. Gilles nunca mostró mayor interés en ambas. Dos años después del enlace, en 1424, es declarado mayor de edad y libre de disponer como entienda de su fortuna. Tomando las riendas de su vida, Gilles aparta gradualmente de su lado a Jean de Craon.

En 1427, Gilles de Rais hace su debut en la carrera militar contra los ingleses, con inusitada brillantez. Étienne Corrillaud de Pouzauges, entonces de 10 años de edad, entra a su servicio en calidad de paje. Poco después de la campañas con Juan V, Gilles rindió tributo al que en esos momentos era el Delfín de Francia, Carlos VII, para combatir contra los ingleses y sus aliados de Borgoña.
Lo reclutó el gran chambelán del rey, Georges La Tremoille. Este hombre hábil y astuto sabía ya de la valiente capacidad combativa y guerrera de Gilles, que arrastraba a los soldados hacia adelante en las batallas, lo que le serviría al chambelán para mantenerse en el poder mediante los éxitos militares. En esta época, para los nobles, la guerra era un juego y gente como Gilles y La Tremoille disfrutaban grandemente.

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La Rosa de Versalles (Ryoko Ikeda)


Valoración: 8/10

    Ryoko Ikeda
    5 Tomos
    Azake - Manga


    Este Shojo de Ryoko Ikeda fue tremendamente popular en Japón en su época.
    Ikeda nos cuenta la historia de la reina Maria Antonieta, desde su nacimiento hasta su trágico destino final en la guillotina. En la historia, la reina de Francia comparte protagonismo con Oscar -hija de un general francés al servicio de la monarquía que se viste y actúa como un hombre- y el Conde Axel Von Fersen, amante de la soberana.

    Básicamente es un drama amoroso pero muy bien resuelto. Se podría decir que es un culebrón y un comic histórico algo sui generis al 50%.

    Si uno consigue sobreponerse a la estética de ojos enormes y rosas sangrantes que gasta la serie, es un muy buen manga. Si no te gusto la Maria Antonieta gafapasta de Soffia Coppola, prueba con esta.
Keichi